lunes, 28 de noviembre de 2011

Bulacia corre con un Dios aparte


Muy pocos sufren un accidente tan aparatoso y viven para contarlo. El piloto Marco Bulacia y su navegante ‘Piki’ Vaca, salieron ilesos de un choque que se dio ayer durante la tercera fecha Nacional de Rally, en el que su coche, el FJ Cruiser, impacto contra un árbol, quedando prácticamente desecho.
El hecho se dio en la segunda prueba especial (Naranjal La Jupia-Naranjal Don Bosco) de ayer del Rally Montero. A un kilómetro y medio de la partida Bulacia, que ya había ganado la primera PE del día, perdió el control de su bólido tras un salto en el sector del trillo. Primero intentó controlar el vehículo, pero luego este dio medio vuelco tras llegar a un cordón de tierra. Por la velocidad que iba Bulacia, el FJ Cruiser se elevó unos tres metros y fue a impatar contra un árbol.
De inmediato una gran cantidad de espectadores se acercó para ayudar a desvolcar el coche. El primero en salir fue el navegante Vaca, cuyo sector no estaba tan dañado. Luego lo siguió Marco por la puerta de su acompañante, pues su lado estaba destrozado. El volante se había roto y la barra de la jaula de seguridad había cedido hasta quedar a 10 centímetros del rostro del piloto.
Una vez fuera del coche, Bulacia dijo estar bien y los espectadores le aplaudieron. Inmediatamente llegó la ambulancia y fue llevado a la clínica Foianini, donde le realizaron varios exámenes, en los que no se detectó ninguna fractura y puede ser dado de alta hoy, al igual que su navegante. Ambos solo tienen algunos moretones.
También tuvieron suerte en no sufrir daño alguno dos personas que estaban sentadas en una conservadora que quedó partida por la mitad y una mujer con su hija en brazos, que tuvo algunos cortes pequeños en el brazo producto de los vidrios. “Pensé que nos atropellaba. Fue una suerte que nos levantemos a tiempo”, manifestó Marco Antonio Dermit.

La cifra

2 Vuelcos en casi 10 años
El de ayer es el segundo accidente que sufre Marco Bulacia. El anterior fue en 2005 y su coche también quedó destrozado

fuente: el deber

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